Anatomía de Reme.

Pordiosbendito, que trabajo me esta costando dar este paso, no es lo mismo contar cosas de los demas que hacerlo de uno mismo, me siento desnudo, desamparado y a merced de las malas lenguas, espero que aquellos que me lean sepan respetarme y guardar, en la medida de lo posible, mi intimidad.
Ya se como se llama, se lo que le gusta comer, sus series de televisión preferidas, el suavizante que usa para su colada, en fin, poco a poco la voy conociendo y cada vez me gusta más.
Sin embargo sigo sin ser capaz de hacercarme a ella, de hablarle de algo, aparte de los habituales saludos de cortesía, que nos acerque o nos distancie para siempre, y es que tengo tanto miedo al rechazo que casi prefiero seguir soportando esta incertidumbre.
Es una buena muchacha, muy limpia, solo tendriais que ver como le reluce la ropa blanca y además holiendo a su suavizante preferido, el de romero salvaje del bosque mediterraneo. ¡Y como tiene las ventanas!, si da gusto verlas, que limpios los cristales, que buena caida tienen sus cortinas.
Y además de buena familia, se llama María de los Remedios Del Ojo Gomez y es sobrina de un militar que manda mucho, el General Optica.
De los aromas que salen de su cocina deduzco que suele comer verduritas y pescado a la plancha casi siempre, como se cuida la chica, así seguro que dura más que un martillo metido en manteca.
Y por la noche le gusta ver mis series preferidas, House y Anatomía de Grey, tendriais que haber visto como vivimos el último capitulo de Anatomía, cuando ese pobre muchacho con su corazón recién transplantado muere en brazos de la rubia por culpa de un maldito coágulo fuera de control, y cuando Grey se queda colgada entre sus dos hombres, el veterinario y el neurocirujano, que mal rato. Que lagrimones nos caían a los dos, desde mi ventana podía ver como se enjuagaba las lágrimas con pañuelitos de papel, casi estuve a punto de acercarme a su casa y prestarle un paquete cuando se le acabaron y empezó a secarse con la manga de su batín, pero no tuve valor, no se si por verguenza o por miedo a lanzarme hacia ella como solo puede hacerlo un patético tipo tímido y solitario como yo.
Y es que ¡como está en batín! ¡guau¡ me pone a cien, con esas babuchas acolchadas y sus calcetines gorditos, ¡que no me entere yo que esos piececitos pasan frio!, su pijama de felpa tan suave y acogedor, esa bata de guatiné tan elegante, a la vez que práctica y calentita.
Señor, señor, que dulce debe ser su compañía, me imagino a su lado, compartiendo el sofá de tres plazas los dos tapaditos con la falda de la mesa camilla al calor del brasero, podriamos ser tan felices.