viernes, abril 07, 2006
La limpia (Vecino tipo 2)
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Esta es la segunda tipología de vecino que presento, es "La limpia". Ya le dediqué otro post hace algún tiempo y os lo amplio por si no la conoceis.
Esta es la tipica señora que se pasa todo el santo día limpiando, es una obsesa compulsiva unipolar, porque no oye dos voces en su cerebro, solo hay una voz y le repite constantemente "limpia, enjabona , abrillanta, pule y vuelvelo a limpiar".
Su marido va siempre como un pincel, sus camisas son las mas blancas de la esalera, sus niños, a pesar de llevarse tres años, van como gemelitos, los dos igualitos con sus pololos y sus camisitas con cuellos de filigrana blancos balanquísimos.
Cuando tiende, acecha acurrucada tras la celosía, esperando a que alguna incauta vecina saque su colada al patio interior, entonces ella despliega todo su arsenal, camisas, camisetas, toallas, sabanas, todas relucientes. Ella, como quien no quiere la cosa, saluda a su vecina con una pinza de tender en la boca.
-Buenoz diaz vecina ¿Que zendiendo la dopita no? Ziempre como ezclavas.
Y una vez tendida toda la colada y puesta hasta la última pinza.
-Oye, sera la luz o yo que se, pero esas sabanas que acabas de tender te están amarilleando un poco me parece a mi.
A lo que la ofendida vecina cegada por la ira y el resplandor no le queda más remedio que contestar:
-Uy que cabeza la mia, se me debe de haber olvidado la lejía, pero ahora mismo le doy un repaso, hasta ahora vecina que tengo la comida en el fuego.
Ya hacía tiempo que venía sospechando, si. Mi vecina del 4º A gastaba mucho en productos de limpieza, me lo había comentado hace tiempo, como por casualidad Paquita la de la droguería. Es más, Pepe el quiosquero un día que estábamos intercambiando información, vino a decirme que su revista preferida era una de muy poca tirada que se llama "Casa Reluciente".
Más datos, es la que vive justo encima de mi y nunca, fíjense lo que les digo, nunca jamás he oído sus pasos, parecían levitar. Eso es algo que me tenía tremendamente preocupado, no es normal. Ahora, lo que se ahorraban en pisadas lo resarcía ella con el aspirador, todo el día "dale que te pego" incluso sospecho que tiene varios a juzgar por la variedad de sonidos que me llegan. Pero el colmo de todo ha llegado a mis oídos esta mañana. Yo no tengo hijos pero me gusta pasear por la entrada del colegio a la hora de salir de clase, no por nada sino porque siempre se junta un corrillo de madres con interesantes conversaciones. Pues bien, saltaba de corro en corro alegremente cuando un inocente comentario despertó mi curiosidad.
-Si hija si, te lo juro, lo se porque mi Juanito es muy amigo de su niño, el Javi, van al mismo curso y lo invitó este sábado a su cumpleaños. Un fiestorrón, no faltaba de nada, mesas llenas de sanguiches, medias lunas, bocadillos, tarta de chocolate, chuches, refrescos, una piñata, hasta contrataron un payaso, ya te digo una pedazo de fiesta, tienen mucho poderío los Núñez. Pero lo mejor de todo es que todos los niños, quince o veinte que fueron, todos tuvieron que quitarse los zapatos y calzarse unas zapatillas de paño, ¡y tenía para todos! Ya te digo.
Realmente inquietante ¿No creen? Como es lógico la cosa no quedó así, yo necesitaba saber si eso era cierto así que ni corto ni perezoso me dirigí a su casa con la excusa más tonta que se me ocurrió.
-Hola vecina, buenas tardes, perdone que le moleste pero es que me he enterado que tiene usted arreglado el armario empotrado de la habitación que pega justo a la cocina y creo, por los comentarios que me llegan, que le ha quedado muy bien, casi como si fuera un vestidor. Como tenemos el mismo piso y estoy pesando reformarlo, me he dicho ¿Y porque no subes a verlo en un momentito? Todo el mundo dice que esta genial.
Claro que si la pillo en un mal momento...
-Nada nada hombre, faltaría más, pase usted y se lo enseño.
Y me disponia a hacerlo cuando antes de que me diera cuenta, ella había sacado de no se donde unas zapatillas y amablemente me dijo:
-Si no le importa, cámbiese de calzado por favor.
Y me cambié, pasamos a ver el armario, me explicó con todo lujo de detalles como se le ocurrió y como lo hizo y después me invitó a tomar café y me siguió explicando más y más cosas a las que yo ya no atendía. Solo disponía de mis sentidos para las zapatillas, yo llevaba zapatillas, su marido llevaba zapatillas y los niños que correteaban por la casa lo hacían en zapatillas.
Solo me quedaban por hacer dos cosas má, preguntarle, lo más diplomáticamente posible, el porqué de las zapatillas y al salir intentar ver de donde saca tantas.
A lo primero me respondió como esperaba, por higiene, excesiva para mi gusto, pero era por higiene. Toda la casa superlimpia y ordenada, ni una mota de polvo, todo brillaba y relucía higiénicamente, me hubiese dejado operar en su salón.
Después, al salir, estuve atento y cuando le entregué las zapatillas me fijé, justo detrás de la puerta de entrada un armario escondía su tesoro, decenas de zapatillas de todos los colores y tamaños perfectamente ordenadas para calzar cualquier visita inesperada en un santiamén.
Me volví a casa pensativo, pero a los pocos segundos me agarré un cabreo impresionante, uno, dos o puede que más aspiradores comenzaron a funcionar nada más irme de su casa.
Me imaginaba a esa mujer formando a toda la familia cada uno con su aspiradora:
-¡Carguen armas!
-¡Aspiren!
-No dejen ni rastro de la visita.
Pero si estaba limpia, ideal para la portada de "Casa Reluciente"
¿Era yo el sucio acaso?
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4 comentarios:
Jajajajajajjajajajajajajja... qué señora tan terrorífica... No quiero ni imaginar cómo nos miraría a mis dos perros y a mí al cruzárnosla en la escalera los domingos por la mañana, recién levantados... Eso no puede ser bueno.
Deseando estoy de conocer al vecino tipo 3.
Seguro que obedece a algún sentimiento de culpa que la hace flagelarse con la limpieza. Investiga, que ahí hay tajo....
La madre de mi mejor amiga era así.El piso de su casa era de madera,siempre estaba encerado a más no poder. Mi amiga y yo en ausencia de la madre patinabamos como locas con los calcetines por el salón. Mi amiga odiaba la limpieza excesiva que su madre le obligaba guardar, juraba que "en llegando a la mayoria de edad" dejaria de ser tan limpia ó dejaria a su familia. Llegó a los 18 y se fue a vivir a Londres, diez años despues llegó "punky perdia" con dos chiquillos llenos de mocos y pelos encrespaos.Le pedí que me contase la reacción de su madre y me dijo: "Oye tan fresca la tía, solo ha dicho, ¿quien va a ser el primero en bañarse??????Saludos
Vivir bajo el mando de alguien asi debe ser una pesadilla...
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