jueves, abril 13, 2006

Carmen me cuenta una de miedo

LA MISTERIOSA MUJER DEL PELO LACIO
La tarde había transcurrido sin pena ni gloria y se acercaba la hora de invitar a las visitas a salir , cerrar los balances y escribir las novedades para esperar el relevo.
María, la celadora de tarde, no se demoraba ni un instante en
hacer esta parte de su trabajo, el final de las visitas era para ella un descanso casi espiritual. Pronto todas las habitaciones estuvieron libres de batas verdes y cada cual entraba en sus habitaciones para recabar la información de las bombas de infusión, drenajes y triángulos de diuresis.
Antonio con la gráfica en la mano se encaminó a la habitación numero uno y empezó a poner las bombas a cero, pero sintió algo detrás de él, como una presencia.
Su primera reacción, sabiéndose solo, fue sonreír mientras se giraba pero pronto tuvo que borrar la sonrisa de su rostro, no estaba solo como pensaba, había una mujer con una bata verde. El pelo lacio y muy negro casi le tapaba la cara, estaba de pie junto a la puerta y le dijo:
-Perdona si te he asustado.
-No, no me has asustado, es que pensaba que todas las visitas se habían ido.
-Sí en realidad ya me iba pero olvidé algo muy importante y he vuelto atrás, antes de irme necesitaba un abrazo.
-Bueno pues puedes dárselo, pero ten cuidado con el tubo.
-No a él no es, es a ti a quien quiero abrazar, es para agradeceros todo lo que hacéis por él, si no te importa claro.
No le dio tiempo para responder, se acercó a él y lo abrazó acariciándole la espalda con una mano, después de esto se marcho tan sigilosamente como apareció.
Antonio se quedó de una pieza, durante unos segundos no supo que hacer, solo cuando escucho que alguien le hablaba reaccionó, era Carmen.
-Vaya Antonio, así que dándote el lote con las visitas eh, esto se lo voy a contar a una que yo me sé, ya lo creo.
-Calla calla que no sé ni lo que ha pasado Carmen, entro para hacer el balance y de pronto me encuentro en los brazos de una mujer, ahora no creo que me vayan a salir las cuentas.
-No me extraña, después del achuchón que te ha dado. Si no llego a aparecer no sé lo que hubiese pasado.
-Tú lo has dicho, “que me ha dado” niego toda responsabilidad por mi parte, tú eres mi testigo y mi salvación, a partir de ahora cada vez que toque hacer los balances tú me acompañaras.
-Si hombre, ahora me vas a poner a mí de carabina, apáñatelas tu solo con tus ligues.
-¡Pero que ligues!, tú misma lo has visto, yo soy un pobre inocente, atropellado por los acontecimientos. Además hubiera preferido que no lo hiciera, no me ha resultado nada agradable.


Ana de Cosa apunta los controles en la gráfica de la habitación siete, el paciente está muy grave y se espera que fallezca de un momento a otro, los familiares lo saben y han querido pasar para despedirse y darle el postrero adiós.
Gloria le ha estado echando una mano, durante toda la noche no han parado pero ya no se puede hacer más, la familia se despide y amablemente les abre la puerta, vuelve a cerrar he echando el pestillo y cuando se disponía a salir alguien llama a la puerta, Gloria se vuelve con el corazón en un puño y ve a una mujer con bata verde que tras la puerta le pide paso. Le abre.
-Perdona si te he asustado pero es que quiero despedirme, será solo un momento.¿Puedo?.
-Sí, pero solo un momentito chicurri, que ya ha pasado mucha gente.
Se acerca a la cama, toca la mano del paciente y se vuelve a dirigir a Gloria.
-Gracias por todo, ya me voy.
Agarra suavemente el brazo de Gloria con una mano y con la otra le toca levemente su espalda, abre la puerta y se marcha.
Ana, que ha presenciado toda la escena, le comenta al verla acercarse:
-Estas blanca, vaya susto llevas encima.
-Susto, si señor un buen susto que me ha dado la tía esa del pelo lacio. ¿Dónde está mi bata, que me he quedado helada? ¡Que ganas tengo de que venga el relevo.
-¿Qué te ha hecho en la espalda, me pareció ver como te hacía un ocho o una cruz?
-Yo ni me he dado cuenta de me tocaba la espalda, el brazo si porque tenía las manos heladas y no me hables más de esa tía. ¿Que me ha hecho una cruz en la espalda?¡Chiquilla no me digas eso que me cago viva!


-Antonio, pásame la mantequilla y una servilleta.
-Toma Carmen y ya no me pidas nada más, que te pones muy pesadita.
-Claro ¡ pesadita! como no tengo el pelo largo, moreno y lacio no quieres nada conmigo, ¿Verdad?
-¿Cómo lacio, que tienes tú contra las que tenemos rizos? -Le dijo Isabel-.
-Si no es eso, es que el otro día tuvo un lío con una morena en la habitación uno. ¡Menudo abrazo le dio!
-Carmen, eres una chivata además no me importa, no fue nada del otro mundo.
-A ver si va a ser la misma que me quiso abrazar a mí el otro día, -dijo Isabel- también tenía el pelo negro y lacio, pero me dio yuyu, porque yo soy medio bruja y le dije que tenia las manos sucias, no me gustó a mí esa muchacha.
Además no valía nada, yo soy mucho más mona que ella, tengo mejor tipo y mi pelo es más bonito.
-¿En que habitación era?
-En la uno, a la hora de las visitas, tu estabas merendando y entré porque una bomba pitaba.
-Pues ahora que lo comentáis, Ana de Cosa, en el relevo, me ha contado que una chica con las mismas características la ha dado un susto de muerte a Gloria en la cama siete, donde ha habido un éxitus esta noche.-Comentó Yayo- Esto va a ser cosa de brujería, dice que la ha hecho una cruz en la espalda con la mano y que al salir de la habitación Gloria estaba blanca y helada.
-¿Una cruz dices? Carmen, tu que viste como me abrazaba. Noté que me acariciaba la espalda, ¿Qué me hizo?
-No fue una cruz, creo que era como un ocho.
-Si un ocho, eso también lo ha dicho Ana, un ocho o quizás una cruz.
-Carmen, ¿Qué me hizo?
-Un ocho, pero tumbado.
-Tumbado, ese es el signo matemático de infinito.
Cuando todos oyeron esa palabra callaron durante unos segundos, el infinito infunde mucho respeto, masticaron en silencio sin atreverse a mirar a los ojos de los demás, algo pasaba y no tenía explicación lógica. Antonio pensaba tratando de atar cabos. Carmen se decía a si misma que iba a hacer todo lo posible para no entrar en las habitaciones sola, por lo menos en las noches. Yayo discurría la forma de darnos un buen susto a la primera ocasión. Isabel dijo:
-Pues a mi no me da miedo, la próxima noche vengo con mi pelo lacio y si se presenta la tía esa veremos a ver quien esta más guapa.


Juani y Charito están en coronarias, el paciente de la habitación 15 acaba de ingresar y ha sufrido una parada nada más pasarlo a la cama, se reanima pero sigue muy mal, sin tensión, en anuria y el electro no es muy esperanzador.
Juani a llamado Antonio porque quiere que le configure algo en el monitor, mientras él entra y sale de los menús ella purga un suero pero no se da cuente de que lo está haciendo sobre el pie de Antonio, cuando este nota el líquido en su pie le dice:
-Juani, ¿Tu me quieres?
-Que si te quiero, pues claro chiqui, yo quiero a todo el mundo.
-No, tú ya no me quieres, o por lo menos no como antes, presiento que lo nuestro ha terminado.
-¿Pero que dices? Yo siempre te querré.
-Y si de verdad me quieres ¿Porque me estas mojando el pie?¡Eh!
.Perdona es que estoy muy nerviosa, ahora te explico.
Y mientras esto ocurría, Charito curó la vía periférica que el paciente tenía en la mano izquierda, le tomó la tensión con el manguito automático en el brazo derecho y con el de pared en el izquierdo, estiró la sabana bajera tirando primero por arriba y después por los pies, mandó a la auxiliar a por dos o tres cosas, llamó a los celadores, lavó al paciente, dio un empujón a Antonio cuando fue a coger el termómetro y riñó a Juani porque lo estaba poniendo todo perdido.
Después de esto Antonio decidió irse.
-Bueno el monitor está hecho un desastre, no puedo hacer nada más así que me voy a ver a mis enfermitos.
Pero Juani lo retuvo a la altura del ordenador.
-No te vayas Antonio, quédate por lo que más quieras.
-Es que tengo cosas que hacer y el monitor ya has visto que no se puede hacer nada.
-Si a mi el monitor me da igual, es que desde que me contasteis lo de la mujer esa que se aparece en las habitaciones de los moribundos estoy cagaita de miedo, me siento más segura contigo que con Charito.
-Pues estas muy equivocada, a la hora de la verdad a ver quien me coge, corro que me las pelo.
-¡Ay mamaíta!
-¿Qué te pasa Juani?
-En la habitación, Charito está hablando con una muchacha, lleva una bata verde.
Su primera reacción fue esconderse detrás de un biombo, pero ya nos había visto y sabía que la conocíamos, con un ligero movimiento de su mano, pasándola por delante de la cara de Charito, esta quedó como paralizada. Después, mirándonos fijamente a los ojos para asegurarse que la observábamos, pasó la mano por la espalda de Charito dibujando lentamente un signo de infinito.
Y por fin, nos habló:
-Si es el infinito, quiero vivir infinitamente,¿Vosotros no?.
Juani se escondía detrás de Antonio, pero en cuanto se descuidaba, él la agarraba por los hombros y la ponía por delante, así una y otra vez iban turnándose. Juani se atrevió a preguntarle:
-¿Eres la muerte?
-No, pero soy su rémora, tengo que quedarme con las migajas, Ella pronto vendrá y reclamara su parte.
Cuando alguien va a morir parte de su energía vital, su alma, se va deshaciendo y las personas que están cerca la absorben acumulándola en la espalda y yo me alimento de eso.
Ahora me marcho, ya estoy satisfecha, hasta otro día.

5 comentarios:

vilipendia dijo...

¡Cáspitas! Vaya yuyu. Que una es muy incrédula, pero en el fondo... Quita, quita.
Me ha gustado mucho el post, sr. chismoso. Pórtese usted bien estos días, que son días de conticción y ayuno. ;P

cerise dijo...

uffffffff es solo un relato pero me dio escalofrios.....

Lula Towanda dijo...

¡Pero que mina el hospital!
Auténticas historias para no dormir.
De esto a los espedientes-X no hay nada.
quedo a la espera de la siguiente historia

Anónimo dijo...

Se me ha puesto la carne de gallina, las historias de miedo soy capaz de leerlas, pero no me gusta ir a ver ninguna película, no las soporto, pese a saber que todo es ficticio lo paso muy mal y tengo que cerrar los ojos muy a menudo, solución no veo niguna peli de terror.
Un saludo.

la-de-marbella dijo...

Con el susto que me dan a mi los hospitales solo me faltaba tu historia. Oye chisme que esta genial, que me has tenido en vilo hasta el final. Aunque yo como "unjubilado" jamas leo nada de terror ni veo peliculas q me sobresalten. Prefiero el humor, "pa´zustos, la vida".
Saludos uuuuuuuuuuuuuuuuu y 10 puntos al post.