sábado, abril 16, 2005
Bueno, Amparo, relájate y vamos a por el postre.
Ventajas de ir a una peluquería unisex:
Mirad lo que le pasó el otro día a mi vecinita, la Amparito, me lo ha contado la peluquera porque ella se lo contó, con pelos y señales ya que son muy amigas y se tienen mucha confianza.
La puerta de la calle se abrió de par en par, al poco, apareció la figura de Amparo cargada con las bolsas de la compra, cruzó el umbral con las llaves entre los dientes y su bolso, que había resbalado desde su hombro hasta la muñeca, tras ella como un perrito faldero.
Soltó todas las bolsas en la mesa de la cocina y corrió por el pasillo hasta el cuarto de baño, encendió las luces y apretando una pierna contra la otra, porque se orinaba, retuvo sus necesidades unos segundos más aun para mirarse en el espejo, de un lado, del otro, ahora retengo el pelo con una mano, ahora con la otra, bien, perfecto, todos los rizos dorados estaban en su sitio.
Mientras descargaba la vejiga con una larga y cálida meada pensó:
-¿Por qué será que cada vez que tengo una cita interesante, me da por rizarme el pelo? Cualquier vecino observador podría averiguar mis intenciones fácilmente. ¡Que importa! Lo único que se es que esta noche es especial, Ricardo está de miedo y aunque todas las chicas de la oficina le han tirado los tejos yo seré la agraciada.
Poco después la encontramos otra vez en la cocina, con todos los ingredientes a lo largo de la encimera, dispuesta a preparar cena para dos.
-Empezaré por las verduras y después prepararé la carne, así no podré equivocarme, es difícil saber lo que le gusta, con ese cuerpazo que tiene seguro que se cuida mucho, las verduras formarán parte de su dieta, pero ese culo que se le señala cuando se agacha para rellenar la fotocopiadora tiene, necesariamente, que nutrirse de proteínas.
Como me pican las ingles, este depilado a la japonesa es decididamente, para ir sin bragas. Tengo que sacarle partido, en la primera oportunidad que tenga le planto el coño delante de la cara y le suelto:
- Adivina, adivinanza ¿A quien te recuerda esto? Te daré una pista, es futbolista, brasileño y lució un flequillo como este en el último campeonato del mundo y lo ganó. Si lo aciertas es todo tuyo.
No puede fallar, le gusta el fútbol y además es del Madrid, seguro que me lo come todo, todo.
Con el cuchillo en la mano apoya un tomate en la tabla y empieza a cortarlo en rodajas, Lugo otro y otro, tres hermosos tomates. Con varias rodajas forma en una fuente la primera capa, un chorrito de aceite y un poco de sal.
-Hablando de sal, ¿Cómo tendrá la polla? ¿Estará operado de fimosis? espero que si, no me gustan con pellejo son demasiado saladas. Haré una cosa, si no tiene pellejo se la como y si tiene, pues también.
Ahora pela y corta en rodajas un calabacín, forma una segunda capa, aceite y sal. Una berenjena, más rodajas, la tercera capa, aceite y sal. Después vuelve a repetir los mismos pasos hasta formar otras tres capas, lo tapa y lo mete en el microondas para hornearlo durante treinta minutos.
Mientras tanto se dispone a preparar la carne.
-Dos buenos filetes a la plancha para que ese culito no pase hambre. ¿Cómo empezaremos? ¿Me cojera el culo directamente o la mano? Casi preferiría otra cosa, como por ejemplo un leve roce. Me levanto de la mesa con cualquier excusa para después acercarme por detrás, sorpresivamente, mientras mastica, con la boca llena no podrá decir nada y mientras le lleno la copa de vino haré que mis rizos le rocen la cara.
El siguiente paso se lo dejo a él y espero que siga con otros roces, como jugando, con las caderas estaría muy bien, es un gran paso. Para que nada falle intentaré conseguir que freguemos los platos juntos, si, primero recogemos la mesa y cortésmente, se ofrecerá a fregar, yo le seco los platos, si no se ofrece le pido que él los seque.
De cualquier forma estaremos cadera con cadera. A esas alturas de la noche y después de una botella de rioja y dos o tres roces previos, tendré las caderas tan calientes que él debería notarlo.
Me gustaría que, en un momento dado, delante del fregadero, él pasara por detrás de mí para dejar o coger algo y su paquete me roce el culo, ya me encargaré yo de ponerlo a su alcance disimuladamente. Por si le queda alguna duda de mis intenciones debería repetir el movimiento y esta vez el roce sería más evidente y su polla, alertada ya, debería estar dura en incómoda entre las apreturas de su pantalón. El roce se podría detener unos segundos más de lo debido, solo tengo que inclinarme un poco y él no tendría otro remedio que aumentar la presión. Joder, lo que pase después pondrá en peligro mi vajilla, espero que nos de tiempo a recogerla antes.
Seguro que me abraza por la cintura, si y me restriega de izquierda a derecha su paquete, yo intentaré fijarlo en el centro de mi culo inclinándome aún más. Mis tetas estarán esperando sus manos, es una cita ineludible antes de darme la vuelta, si es que me deja, porque a lo mejor me lo hace sobre la marcha, no me importaría en absoluto, el único impedimento entre su polla y mi coño será la fina tela de mi vestido, porque bragas, lo que se dice bragas llevare poca cosa, puede que un tanga, si no soporto los picores que me producen las gomillas en las ingles no me pongo nada.
Bueno, Amparo, relájate y vamos a por el postre.
Preparó en un plato nueces peladas, las roció con abundante azúcar glaseada y echándole un poco de agua las removió hasta que el azúcar desapareció. El horno a 180 grados, y una vez extendidas en una fuente a hornear unos cinco minutos. Mientras prepara un café.
En cada copa de postre pone dos bolas de helado de vainilla, vierte café hasta la mitad y finalmente unas pocas nueces tostaditas.
-Esto esta para chuparse los dedos, nos vamos a poner ciegos comiendo y si después de esto no volvemos a quedar para follar, por lo menos que venga para comer.
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