domingo, septiembre 03, 2006
¡Que verde era el frigorífico!
Parece ser que todo se ha aclarado y no tenemos ni un australiano ni un pollo en descomposición, todo consistía en un poco de suciedad acumulada y un frigorífico apagado.
Con estos argumentos llegaremos a la conclusión de que los australianos piensan que los frigoríficos siguen enfriando sin electricidad, incluso en verano. Toda esta información me la ha proporcionado la pobre señora que por encargo de la viuda iatrogénica vino ayer por la mañana a limpiar el apartamento, la viuda, como se ha pasado todo el verano fuera, pues ni se ha enterado de los efluvios con los que nos aromatizaba el descansillo, así que nada más llegar cumplió con el encargo que le había dejado el australiano.
La señora llego temprano y se puso manos a la obra, casualmente hoy me tocaba limpiar las lentes de mi mirilla semiprofesional y cada vez que miraba por ella para comprobar su limpieza, ella salia del apartamento del australiano para coger aire y volvía a entrar, me recordaba a esas señoras japonesas que bucean para coger perlas.
Pero no, estas de aquí no eran perlas no. En una de esas ocasiones en las que salió al descansillo, aproveché para, desinteresadamente, ofrecerle algo de beber. Un poco de agua fresca fue lo que me aceptó y se lo bebió de un trago antes de agradecérmelo sinceramente mientras me devolvía el vaso vacío, entonces pasándose la mano por la frente sudorosa y recolocándose el flequillo me preguntó:
-¿Ha visto usted lo que tengo hay dentro?
No tuvo que decirme nada más, ya sabía lo que tenía que hacer y lo hice, entré en el apartamento, ya tuve ocasión de conocerlo cuando en el vivía la suiza, su dueña, caminé lentamente pero con pasos firmes mientras apretaba entre las manos mi vaso, entré en el recibidor y observé el panorama, evidentemente ya no era el piso que conocí, limpio, ordenado y decorado con simpleza pero mucho gusto, era otra cosa con lo que podemos sacar otra conclusión; los suizos y los australianos no se parecen o por lo menos no tienen los mismos gustos para la decoración.
Desde donde me encontraba podía ver casi todo el apartamento y la señora me indicó, como retándome:
-Pase usted a la cocina pase.
Y así lo hice, nada más entrar vi lo que hacía sudar tanto a la señora de la limpieza, un frigorífico verde, bueno estaba abierto de par en par y esa fue la primera impresión pero poco a poco me di cuenta de que era blanco por fuera y verde por dentro, en realidad, como corresponde a esta situación, es decir un frigorífico apagado pero con comida dentro durante todo un largo y caluroso verano.
Os ahorraré los detalles pero tengo que confesar algo, todavía huele en eldescansillo.
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8 comentarios:
¡Pero qué asco! Y el australiano, ¿va a volver? Vergüenza de sus hijos, mala mierda lo ahogue. Ecs.
buenoooooooooo
Ya estamos mas tranquilo ¿no?
Pobre mujer de la limpieza, al final el marron se lo ha comido ella solita, bueno y vosotros que aguantasteis estoicamente la peste. Cuando venga el australiano le cantais las cuarenta. Al menos hemos cotilleao el piso jajajajajaja. Besos
Expediente-X resuelto. Nada de cadáveres, no era necesario llamar al CSI,si no al SDL (servicio de limpieza).
A por otro caso Chisme.
Espero no haberos decepcionado, pero prometo que en el proximo caso intentare que tengamos un cadaver, aunque sea un pollo.
Jajajaja, si es que se lo curra usted muy poquito, sr. Chisme. Ni un mísero asesinato es usted de cometer por sus fieles lectores... Qué vergüenza.
Pocas cosas huelen tan mal como una nevera en descomposición....
¡¡ Y el olor no se va nunca!!
Saludos!
A mi mujer y a mí nos pasó una vez en el pirineo, en pleno mes de Julio, cuando llegamos a Zaragoza y buscamos la nevera portatil, nos dimos cuenta que se había quedado todo en el frigorífico y mi norma allí es desconectar agua y luz. Solo pasaron 5 días, al entrar en la cocina dijimos, ¡no huele nada!, ¡¡anda que cuando la abrimos...!! Desde entonces hay un par de personas en el pueblo que tienen las llaves de la vivienda.
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