CIFUENTES, El Charcutero Dicharachero.

Cifuentes



Gracias a mi amiga Lula Towanda, que me recomendó a su charcutero desde su página sección femenina , por cuestiones que ella y yo conocemos siendo como somos los dos profesionales de las telecomunicaciónes,
A los pocos días fui a visitar su charcutería, al entrar solo tuve que esperar unos minutos hasta que la cliente que me precedía acabó su compra.
Cuando Cifuentes, dándome la espalda mientras colgaba un salchichón, dijo:
-El siguiente...
Algo muy extraño ocurrió, se volvió lentamente y cuando me miró lo hizo directamente a los ojos, durante unos segundos no movió ni un músculo de su cuerpo, su cara, como una máscara, no expresaba ningún sentimiento.
Yo, a duras penas podía tragar saliva y me parecía imposible que pudiese articular alguna palabra y mucho menos pedir cuarto y mitad de chorizo cantimpalo.
Tuvo que ser él quien moviera ficha, se humedeció los labios y apoyándose en el mostrador para acercarse a mí me preguntó:
-¿Usted no es el señor Chisme Cotilla?¿ El que vive en el edificio Los Abetos?.
-Si, soy yo.
-Usted se ha prejubilado hace poco más de un año ¿No es cierto señor Cotilla?
-Si, así es.
-Y tiene usted una buena amistad con Pepe, el quiosquero ¿Verdad señor Cotilla?
Y así, una tras otra fue haciéndome preguntas, un completo cuestionario del que conocía todas las respuestas. Por saber, sabía hasta mi talla de pantalón y lo que me había quedado de pensión y donde pasaba las vacaciones. Y lo más inquietante es que conocía detalles de mis vecinos insospechados para mí.
Que poderío, que dominio de los datos, las circunstancias, las fechas y todo muy profesional, eso si, me lo saco todo sin inmutarse, como si no le afectara nada.
El charcutero Cifuentes ha ganado desde hoy un cliente, un colaborador y un discípulo entregado.