jueves, abril 17, 2008
El responso de un náufrago
Lanzo esta botella al mar con la esperanza de que alguien, algún día, la encuentre y venga a esta remota isla donde me encuentro solo y naufragado, si se me permite la licencia.
Ya he perdido la esperanza de que vengan a salvarme, ahora solo espero que alguien acuda para escribir mi epitafio, leer mi responso y tirarme, al fin, unos puñados de tierra que den descanso a mi cuerpo, ya que estoy seguro de que mi alma vagará eternamente por estas playas de arena fina y blanca.
Todavía tengo un margen de tiempo bastante holgado, mi muerte como náufrago oficial de esta isla, aunque segura, no es inminente y aún después de muerto confió en que la salmuera acumulada en mi cuerpo gracias a la casi total ausencia de agua dulce, consiga que mi cadáver aguante incorrupto lo suficiente como para que alguien acuda en su ayuda.
Dejo escritas instrucciones precisas para dar cuenta de lo que quede de mí, es más, para facilitar en la medida de lo posible esa tarea yo mismo he construido un ataúd de caña y he cavado mi propia fosa en un rincón ideal para el descanso eterno elegido con todo cuidado y dotado de buenas vistas y al refugio de las tempestades que estacionalmente asolan esta isla.
Para no acaparar todo el protagonismo en mi futuro funeral he tenido que elegir entre el responso y el epitafio, habiendo llegado a la conclusión de que mi enterrador, al no conocerme, no será capaz de redactar ni una cosa ni otra y lógicamente debería ser más fácil desgajar un epitafio de un responso que al contrario, ya que esto último sometería a mi fosor a un comprometido esfuerzo imaginativo.
Por lo tanto creo que mi responso debería ser algo más o menos así:
Yace aquí el cuerpo del que fue Don Chisme Cotilla, vecino ejemplar por su esmerado esfuerzo para conciliar la vida vecinal, su amor por la información minuciosa sobre cada uno de sus vecinos fue, sin lugar a dudas, malinterpretada.
Debido a esos injustos comentarios se sucedieron una serie de desafortunados acontecimientos que provocaron que se viera abocado a abandonar su querido piso en el 4ºC, tan bien situado y con inmejorables vistas a la calle y al patio interior, para abandonarse a la solitaria vida de una unifamiliar rodeada de inquietantes rotondas, ciertamente fue allí donde empezó su naufragio que acabó certificando con el dichoso crucero por el Caribe que le hizo acabar donde actualmente se encuentra.
A pesar de las habladurías quiero certificar que no todas eran ciertas y que en el fondo, no más allá de la profundidad de una fosa, solo era un buen vecino, aunque puede que demasiado vehemente a la hora de ejercer, pero siempre con las mejores intenciones que no eran otras que resguardar la harmonía en los descansillos.
Descanse en paz.
Ya he perdido la esperanza de que vengan a salvarme, ahora solo espero que alguien acuda para escribir mi epitafio, leer mi responso y tirarme, al fin, unos puñados de tierra que den descanso a mi cuerpo, ya que estoy seguro de que mi alma vagará eternamente por estas playas de arena fina y blanca.
Todavía tengo un margen de tiempo bastante holgado, mi muerte como náufrago oficial de esta isla, aunque segura, no es inminente y aún después de muerto confió en que la salmuera acumulada en mi cuerpo gracias a la casi total ausencia de agua dulce, consiga que mi cadáver aguante incorrupto lo suficiente como para que alguien acuda en su ayuda.
Dejo escritas instrucciones precisas para dar cuenta de lo que quede de mí, es más, para facilitar en la medida de lo posible esa tarea yo mismo he construido un ataúd de caña y he cavado mi propia fosa en un rincón ideal para el descanso eterno elegido con todo cuidado y dotado de buenas vistas y al refugio de las tempestades que estacionalmente asolan esta isla.
Para no acaparar todo el protagonismo en mi futuro funeral he tenido que elegir entre el responso y el epitafio, habiendo llegado a la conclusión de que mi enterrador, al no conocerme, no será capaz de redactar ni una cosa ni otra y lógicamente debería ser más fácil desgajar un epitafio de un responso que al contrario, ya que esto último sometería a mi fosor a un comprometido esfuerzo imaginativo.
Por lo tanto creo que mi responso debería ser algo más o menos así:
Yace aquí el cuerpo del que fue Don Chisme Cotilla, vecino ejemplar por su esmerado esfuerzo para conciliar la vida vecinal, su amor por la información minuciosa sobre cada uno de sus vecinos fue, sin lugar a dudas, malinterpretada.
Debido a esos injustos comentarios se sucedieron una serie de desafortunados acontecimientos que provocaron que se viera abocado a abandonar su querido piso en el 4ºC, tan bien situado y con inmejorables vistas a la calle y al patio interior, para abandonarse a la solitaria vida de una unifamiliar rodeada de inquietantes rotondas, ciertamente fue allí donde empezó su naufragio que acabó certificando con el dichoso crucero por el Caribe que le hizo acabar donde actualmente se encuentra.
A pesar de las habladurías quiero certificar que no todas eran ciertas y que en el fondo, no más allá de la profundidad de una fosa, solo era un buen vecino, aunque puede que demasiado vehemente a la hora de ejercer, pero siempre con las mejores intenciones que no eran otras que resguardar la harmonía en los descansillos.
Descanse en paz.
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9 comentarios:
Creo que efectivamente eras un buen vecino siempre te preocupabas por los demás, quizás un poquito cotilla, pero eso lo solemos hacer todos.
Si me dices donde está la isla Trachimbrod podría acompañarte unos días, sin internet, sin móvil, sin tele ni radio, en la quietud de una isla desierta y admirando la naturaleza.
Saludos
yo me apunto con unjubilado, si se lo dices a él, a mi tambien. Yo estaba entusiasmada con tus historias vecinales. Reconozco que la ida al adosado me pareció un atraso. Lo de la isla pa´unos diitas es un bombom!!!!!
Lo confieso soy una chismosa empedernida.
Don Chisme !Vuelva al vecindario porfa!!
Que una Comunidad de vecinos da mucho juego a una cabecita tan bien amueblada como la suya.
Un abrazo.
Entre que se muere y no, y por si el acontecimiento no se produce en un futuro próximo, le sugiero solicite la plaza de vigilante de la isla...
Pardiez que una botella puede dar de si
Y me jura usted que a la muerte de nosotros sale kilos de sal?
Es bueno este resposo. Es un testamento en contra de las malas lenguas. Lo que no se es qué puede más. Si la saliba o el papel.
Con la duda me quedo
Dichosas preguntas sin respuesta
Resulta que mi blog celebra aniversarios por su cuenta y me avisa, sin que yo pueda precisar las razones, que usted lleva más de un año sin publicar.
Y yo le comento que por muy dificil de entender que pueda resulta, lo echo de menos. Quizás porque me haya dado cuenta de que ha pasado un año. Puede, pero tamién porque las islas buscan habitantes y los continentes soledades y nadie logra entenderse sin diccionarios.
Sea usted feliz querido chismoso
Preciosa isla, viviría y moriría allí, sola, sin móvil, ni tele, contemplando esa naturaleza hermosa.
Yo vio en un 2º y nunca me ire a una casita adosada o pareada, me gusta el casco antiguom ni casco antiguo, como le llemo yo, he nacido y crecido en él, lo quiero, como quiero a mi Marbella.
Pero, lo de la isla, lo pensaré, Marbella, si sabes hacerlo, pasar del mundo y de la gente, también es como una isla, aunque es muy díficil aislarse de las injusticias y aberranciones que ha sufrido este pueblo.
Saludos cariñosos.
Demofila.
Querido Chisme, mucho sin saber de ti. Debes tener miles de cotilleos y comdrejas que contarnos. XDios que hace mas de un año que no actualizas!!! Besos
Querido Don Chisme, un año mas vengo a felicitarte y eso que ni siquiera estoy segura de que leas estos mensajes de botella en medio de este naufragio. Sea como sea, no me quedo con las ganas, que sepa que tropecientos mil meses despues le sigo echando de menos
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