miércoles, agosto 29, 2007

TRANCE


Al parecer todavía sigo en trance pero ahora, al menos, soy consciente de ello. Vivo entre dos mundos paralelos que supuestamente son, a saber, el que la mayoría designa como real y otro que me rodea y que emana de mi mismo, en este último pueden entrar las personas que me rodean e incluso las que me leen en este blog, pero no lo perciben como tal y creen ingenuamente que sigue siendo el mundo real, vuestro mundo real.
Nada más lejos de la realidad, hoy me he dado cuenta de ello, he salido y entrado en ambos mundos en un abrir y cerrar de ojos.
Para conseguirlo solo se debe entrar en un gran centro comercial, contra mas grande mejor, como hoy que aprovechando que tenemos tormenta de verano nos reunimos todos en estos hipercentros, con música ambiental a todo trapo, más o menos despreocupados cargados de bolsas subiendo y bajando por las escaleras automáticas, una vez te has subido a una de ellas y dejas de mover los pies,(funciona mejor con las rampas) notas como te transporta en el espacio y un poco en el tiempo, así una vez has subido dos o tres escaleras te pasa como a los derviches cuando giran y giran sin parar, entonces llegas al final y tus pies se ven en la obligación de volver a desplazarte entre la marea de gente que pasa tu lado hablando a gritos intentando hacerse entender por encima de la música machacante que no deja de atronar.
Sin saber como entras en una tienda en la que hasta hace un instante no tenías intención de visitar, eso me ha pasado a mi esta tarde, de pronto me he visto dentro de Maximo Dutti, hacía mucho tiempo que no entraba en una y mucho más aún que no compro nada, tuve una chaqueta suya durante mucho tiempo y me encantaba pero nunca volví a ver nada que la reemplazase y así, por aburrimiento deje de buscarla.
Pero hoy, una vez dentro, tampoco he visto nada que me guste, en realidad no he mirado la ropa, he mirado a la gente, a las dependientas y a los maniquíes.
Todos parecían lo mismo solo que unos se movían y otros no, en las butacas de cuero negro dispuestas por toda la tienda había maniquíes sentados y personas pero no era capaz de distinguirlos, me cruzaba con gente animada o inanimada sin saber muy bien que eran no se si por efecto de la iluminación o por algún desfase espacial provocado por mi viaje en escaleras mecánicas. Caminaba a trompicones y sobresaltado temeroso de tropezar con algún maniquí que no fuera tal y empezase a andar o se levantase bruscamente de su asiento, no obstante fui capaz de llegar hasta el fondo de la tienda donde,tras un mostrador, una dependienta parecía esperarme dispuesta a aclarame las ideas vendiendome algo, podía verla mientras me acercaba a ella sin intención, en realidad me desplazaba como el que lo hace sobre una cinta transportadora y autónoma, me miraba fijamente sin pestañear, yo dudaba de su naturaleza por ese detalle pero desde lejos se podía apreciar la extrema longitud de sus pestañas y creia que eso quizas le impidiese moverlas, sus manos, también inmóviles, descansaban sobre el mostrador como si su unico cometido fuese exibir sus uñas pintadas de rojo. Su rostro impávido y perfecto me empezó a dar miedo a medida que me acercaba a ella inexorabelmente pero durante una décima de segundo desapareció de mi vista, ella y todo lo demás, incluso la música infernal se tomó un descanso para reaparecer otra vez con mas brio si cabe mientras los fluorescente del techo se encendian titubeantes. Pero ya nada era igual, la dependienta se estaba comiendo las uñas y se le había corrido el rimel, los compradores comentaban entre ellos algo sobre un trueno y que menuda tormenta se nos venía encima y los maniquíes ni se movían ni se comentaban nada entre ellos, simplemente permanecían inertes, como debe ser.
Sospecho que esto no ha sido por la tormenta, creo con casi total seguridad que los grandes almacenes tiene un botón de reseteo como los ordenadores y hoy alguien, no se quien, lo ha pulsado,

5 comentarios:

la-de-marbella dijo...

Me gusta como hablas de escaleras mecanicas y cintas transportadoras, les das un aire del que carecen, y eso esta muy bien. Como lectora tuya, tengo que decirte que me gusta tu mundo paralelo, el que no es real y al que nos dejas entrar. Ahhh y me encantan las tormentas, solo me refugio en tiendas o centros comerciales cuando me mata el calor. Besos

Evinchi dijo...

Espejismos comerciales en m dutti

(seguro que Amancio Ortega manda poner algún tipo de droga en el aire acondicionado)

Anónimo dijo...

Me ha parecido estar viendo una peli de Kubrick. También me pasan esas cosas. Creo que es la luz de esos centros comerciales; consigue volverte loco.

Mandarina azul dijo...

Leñe, la que casi entra en trance he sido yo, al entrar y ver que has actualizado. Menudo susto.

No se lo digas a nadie, pero a mí los maniquís me dan miedo.

Me alegra leerte de nuevo, perezoso.

nancicomansi dijo...

EEEEEEEEStooo...tal como lo pintas parece "la casa del terror"...yo te confieso que los muñecos y los maniquís me dan un "yuyu" de aquí te espero, cierta gente que, la verdad, anda por estos centros y parecen zoombis, es verdad, y tanto ruido y tantas kafkianas escaleras...si, espeluzna un poco y pueden crear estados alterados de conciencia, es verdad...

Besitos y a recuperarse...no te acerques a uno de estos sitios en un largo y prudencial tiempo...por salud mental, más que nada...