No ha podido ser mis intentos de renovarme han sido, hasta el momento, infructuosos. Para empezar, me han echado de chismoso anónimos, y no solo eso, además de expulsarme me han acusado de torpedearles el grupo de terapia, dicen que por mi culpa han tenido que cerrarlo y que todos, todos sus miembros han vuelto a recaer echando por tierra todo el trabajo y los sacrificios a los que se han tenido que someter durante mucho tiempo.
Y en parte tienen razón, pero ¿Qué puedo hacer yo?
Resulta que me presenté a la hora prevista, me puse un traje de chaqueta discreto, para no ser motivo de ningún comentario, y me senté en la última fila. Desde el principio se podía apreciar de entre los asistentes quienes estaban recuperados y quienes no, estos últimos no podían resistirse y me miraban de reojo. El moderador presentó unas estadísticas que me resultaron muy positivas pues daban a entender los enormes progresos que habían logrado últimamente, una vez acabada su exposición anunció la entrada de un nuevo miembro, se refería a mí sin duda, y señalándome con el dedo me pidió que me levantara para presentarme y como habíamos pactado anteriormente así lo hice.
Me levanté y me dirigí al estrado junto a él, pidió a mis compañeros un aplauso para darme ánimos y se retiró a un lado. Carraspeé para aclararme la voz y dije con voz alta y clara:
-Me llamo Chisme Cotilla y soy un chismoso y un cotilla.
Fue una bomba, las risas y el cachondeo generalizado cundió como pólvora por toda la sala, se crearon corrillos y algunas saltaban de banco en banco para acudir a los más animados, se contaban cosas y se reían como locos, otros cuchicheaban entre sí sin parar, el moderador trataba, en vano, de apaciguarlos. Hasta los más avanzados en la terapia, que en un principio se resistieron, acabaron sumándose a los corrillos.
El moderador me ha expulsado, el grupo de terapia se ha disuelto y yo sigo siendo un cotilla, bueno yo y todos los demás miembros del grupo, que Dios me perdone.
Y en parte tienen razón, pero ¿Qué puedo hacer yo?
Resulta que me presenté a la hora prevista, me puse un traje de chaqueta discreto, para no ser motivo de ningún comentario, y me senté en la última fila. Desde el principio se podía apreciar de entre los asistentes quienes estaban recuperados y quienes no, estos últimos no podían resistirse y me miraban de reojo. El moderador presentó unas estadísticas que me resultaron muy positivas pues daban a entender los enormes progresos que habían logrado últimamente, una vez acabada su exposición anunció la entrada de un nuevo miembro, se refería a mí sin duda, y señalándome con el dedo me pidió que me levantara para presentarme y como habíamos pactado anteriormente así lo hice.
Me levanté y me dirigí al estrado junto a él, pidió a mis compañeros un aplauso para darme ánimos y se retiró a un lado. Carraspeé para aclararme la voz y dije con voz alta y clara:
-Me llamo Chisme Cotilla y soy un chismoso y un cotilla.
Fue una bomba, las risas y el cachondeo generalizado cundió como pólvora por toda la sala, se crearon corrillos y algunas saltaban de banco en banco para acudir a los más animados, se contaban cosas y se reían como locos, otros cuchicheaban entre sí sin parar, el moderador trataba, en vano, de apaciguarlos. Hasta los más avanzados en la terapia, que en un principio se resistieron, acabaron sumándose a los corrillos.
El moderador me ha expulsado, el grupo de terapia se ha disuelto y yo sigo siendo un cotilla, bueno yo y todos los demás miembros del grupo, que Dios me perdone.
9 comentarios:
Uno debe ser consecuente con sus tendencias; ya lo dice la sabiduría popular: Chisme y cotilla hasta la sepulturilla
No tiene desperdicio. Un premio a su sentido del humor.
No te deseanimes que pronto encontrarás otra terapia, mientras tanto sigue con tus cotilleos que creo que no dañan a nadie ¿O crees que sí?
Bueno creo que en el fondo lo que hiciste fue curarlos a todos que estarían un poco reprimidos por tanta charla.
Yo iba a decir algo grande, ingenioso, magnífico y casi sobrenatural, cuando me he topado con el comentario de Luzbel y tras la sonora carcajada, se me ha olvidado todo cuanto tenía en mente.
Eso Don Chisme, que dios nos perdone a todos (o al menos que nos coja confesados)
¿Ya estamos volviendo a las andadas? Claro, como sabe que se lo consentimos todo... Qué malcriado lo tenemos, ¡por dios!
(Lo que me he reído leyéndote...jaja).
Oye que estas cosas no tienen cura, aunque puedes hacerte cura y te enseño unas cuantas ermitas en el Pirineo que están abandonadas, allí tendrás para cotillear a las cabras, cervatillos, jabalíes... pero creo que lo tuyo no es la vida contemplativa.
Saludos
Muy bien señor diablo, ya se sabe del mar el mero y del infierno, luzbel guerrero.
Ula, no te conozco pero prometo arregrarlo, graqcias por la visita.
Mia, del mar el mero y te ha pisado el sñor guerrero.
mandarina, lo se, no tengo remedio, ni muerto cambiaré.
Jubilado, lo que si es de verdad vida comtemplativa es la mia, me encanta contemplar a los demás.
Ve ud? Su destino es ser cotilla y chismoso, pero ¿por qué quiere cambiar? Deje de ir a esos sitios y siga cotilleando. Si nos encanta a todos
Ahora no eres un chismoso anónimo, eres un cotilla bien conocido :-)
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